Jorge Luengo: “Si uno no se cree lo que quiere hacer, no podrá hacerlo”
Es uno de los mejores magos del mundo reconocido en todo el planeta. Premio mundial en Pekín en 2009 y numerosos reconocimientos avalan su mérito. Un hombre hecho a sí mismo que decidió que la magia era su camino. Su esfuerzo, trabajo y talento le han conducido a actuar ante personalidades en todo el planeta.
Se identifica con una frase de uno de los grandes creadores de la historia, Walt Disney: “Si se puede soñar, se puede lograr”
1.- ¿Cuándo descubriste que la magia era tu pasión y que iba a ser tu proyecto vital?
Desde que tengo uso de razón recuerdo que me gustaba la magia. A mi padre también le gustaba pero no había antecedentes en la familia en el mundo artístico, yo he sido el primero. Decidí que la magia era mi ilusión y la verdad es que tuve todo el apoyo de mi familia, en todo momento, algo que agradezco infinitamente y que me ha posibilitado vivir de mi sueño.
2.-Además de tu formación en magia, cuentas con tres ingenierías en tu currículo. ¿Te han aportado mucho en el desarrollo de tu profesión?
Toda formación, sea de la materia que sea, es buena y positiva y le da un valor añadido a las cosas. Para crear algo, para tener ideas, has tenido que ver algo antes, has tenido que conocer otras cosas distintas, no se crea por ciencia infusa. La creatividad, para hacer cosas nuevas, nace y es consecuencia del aprendizaje. Por eso, cuantas más cosas uno conozca y sepa, cuantas más cosas se puedan aprender en cualquier terreno, mayor será la creatividad y más grande la posibilidad de inventar cosas nuevas.
3.- ¿Crees que ha que cambiar algo en la educación que reciben nuestros jóvenes?
Hay que cambiar muchas cosas en este modelo. Lo tenemos heredado de la ilustración cuando la educación era de una manera y en un contexto concreto. Estamos en el siglo XXI, todo ha cambiado, el mundo ha cambiado, las personas han cambiado y, sin embargo, la educación sigue igual.
Son muchas las cosas que hay que cambiar para adaptar el modelo educativo a las circunstancias actuales y no mantener un modelo que ya no es aplicable a nuestros tiempos.
4.- ¿Qué es lo que más te atrae de Fundación Promete para que hayas decidido ser Embajador?
Que es un proyecto de futuro que apuesta por los jóvenes, por sus proyectos y por sus valores. Ellos son, en definitiva, los que van a construir el mundo en los próximos años y los que deben introducir los cambios.
Cada uno de nosotros puede ser el mejor en algo, y Fundación Promete da esa oportunidad para que cada uno pueda despuntar, llevar a cabo su proyecto y los demás puedan verlo. Es un proyecto que hace realidad las cosas, brinda oportunidades y deja a la persona crecer y valorarse. Es un proyecto en el que las personas son el centro de todo.
5.- Has participado en todas las ediciones de Campus. ¿Qué es lo que más destacarías de la experiencia?
La verdad es que me ha impresionado todo, absolutamente todo, pero si tuviera que seleccionar sólo una cosa, es que he visto como los chavales aprenden disfrutando.
Mientras hacen realidad su sueño aprenden y el tiempo pasa volando para ellos y para los profesores.
Incluso ¡quieren seguir haciendo cosas cuando acaba el tiempo preparado para ello y llega el descanso!
Esa circunstancia no se puede ver en otros centros educativos, colegios o institutos en que los chavales están deseando acabar las clases para salir a divertirse. Ellos tienen en todo momento la sensación de que es el mejor sitio en el que pueden estar.
6.- Eres un claro ejemplo de que la vocación puede ser la ocupación vital. ¿Qué consejo darías para que las personas, con independencia de su edad, sigan su vocación y potencien su talento?
Para mí lo más importante es el primer paso, el que se debe dar para empezar algo cuando se tiene un proyecto, una inquietud para desarrollar. Los demás pasos vendrán después pero a partir de ese primer paso, sin el cual no se puede proseguir. Hay que creer en lo que se va a hacer.
Si uno no se cree lo que quiere hacer no podrá hacerlo. Los demás no van a creerse algo que nosotros no nos creemos.
A partir de ahí, con esa ilusión y con esa energía todo puede ser realidad. Habrá que trabajar duro para lograrlo, pero antes de nada habrá que creerse lo que vamos a hacer.